Comunidades Organizadas: Centro Cultural Violeta Parra

Comunidades Organizadas: Centro Cultural Violeta Parra

En cada Centro Cultural, Sociedad de Fomento o entidad deportiva existe un sentido de
pertenencia única, con convicciones y valores que se llevan a la práctica diariamente, en lo
cotidiano, y que se ven reflejada en cada actividad, en cada cuadro o pintura, en cada libro.
Fuimos hasta Quilmes Oeste para visitar al Centro Cultural Violeta Parra, un lugar con historia
que siente y cree en la lucha, la militancia cultural y la construcción colectiva. 
El “Violeta Parra” se encuentra en Martin Rodríguez 1395, esquina Corrientes en Quilmes Oeste.
Allí nos esperaba David Pereyra y Guillermo Gorris. El lugar está en una esquina y se encuentra en
un estado de finalización de obra. Al ingresar nos invitan a tomar asiento y nos convidan con unos
mates que se presta para iniciar una charla que fue realmente enriquecedora, y que nos permitió
conocer más en profundidad sobre el sentir de esta gente. Sus anhelos, sus inquietudes y su lucha
que va más allá del lugar físico en el que se encuentran, ellos desde en esa trinchera, y a través del
arte, trataran siempre de transformar la realidad. 
David es el que toma la posta, su verborragia cargada de un “simbolismo” que cautiva los oídos
nos impide, casi naturalmente, intentar alguna interrupción en sus palabras: “Tanto Guillermo
como yo junto con un grupo de compañeros somos parte de un colectivo que llevamos adelante
este proyecto. La verdad que nosotros no tenemos cargos, aquí no hay presidente ni nadie que esté
a cargo por encima del resto, sino que en este colectivo hay algunos que tenemos más
responsabilidades que otros de acuerdo al nivel de compromiso que decidimos asumir. Pero
intentamos plantearlos como una construcción horizontal y también abierta porque hay otros
compañeros que quizás tienen una participación más esporádica y que incluso no pertenecen a la
organización, pero si participan entonces los hacemos parte”.

Estas personas deciden en conjunto cada paso que realizan, llevan a cabo cada actividad de forma
consensuada y así lo explica David: “Tenemos un funcionamiento semanal en donde se pone sobre
la mesa las distintas cuestiones para discutir, siempre pensando en el bien común tanto de la
sociedad y del barrio en el que estamos. Después como no somos una organización con fines de
lucro, eso simplifica muchas cosas ya que todo lo que hacemos es ponerle el cuerpo y no llevarse
un mango”. Afirma. 
El “Violeta Parra” tiene una historia de militancia y lucha de hace más de 10 años. Construyeron su
espacio en Quilmes, pero esta construcción va mucho más allá: “cuando iniciamos el centro
cultural fue acá en el centro de Quilmes, luego nos mudamos por cuestiones inmobiliarias a la zona
de Solano, pero durante la pandemia tuvimos que cerrar porque no se podía sostener por muchas
cuestiones que van desde lo epidemiológico a lo económico. Mantuvimos un nivel de actividad,
pero si un lugar físico, continuamos con los murales, tareas sociales. Con el tiempo se hizo
necesario contar con un espacio físico y bueno, llegamos a este lugar”. Cierra. 
“Aquí abrimos el 17 de septiembre de este año, somos nuevos en el barrio, y la verdad que fue muy
buena la recepción en el barrio. La gente se empezó a acercar y preguntar porque esta era una
casa que estuvo más de 10 años abandonada, entonces llamaba la atención el movimiento, y
después muchos vecinos venían y nos hacían la observación de que no había ningún espacio
cultural en la zona, entonces la verdad que el recibimiento fue muy bueno” Afirma, y continua: “El
sábado estuvimos en la plaza “Villa Armonía” que está a unas cuadras de acá, hicimos una
participación con juegos de kermes, un show de circo con la persona que va dar el taller de circo

acá en el centro cultural, y una intervención de títeres también. No solamente fue bien recibido por
les niñes que estaban en la plaza, sino también por las mamas y los papas. Nos saludaban y nos
agradecían, porque sabemos que para muchas familias es muy difícil acceder a una salida como un
teatro o un cine. Entonces el tener la posibilidad de poder ir a un espectáculo gratuito al aire libre
lo recibieron con mucha alegría. Así que la sintonía con el barrio es muy buena”. Finaliza. 
Los talleres y actividades son el alma de cada centro cultural porque desde ahí llegan a la gente, al
barrio. Y el “violeta” dará mucho que hablar en ese sentido: “La gente nos pregunta mucho cuando
arrancamos con los talleres. Y vamos a terminar el mural próximamente, vamos a realizar un
festival de bandas de rock rioplatense, luego vamos tener una obra de teatro con entrada libre y
gratuita que la trae el Instituto Nacional del Teatro. Y ya estamos realizando una convocatoria a
talleristas. Nosotros no cobramos nada por el espacio porque lo que se cobra por los talleres es
exclusivamente para los talleristas. Lo cual posibilita que sean más económicos. Creemos que una
forma de democratizar el acceso a los bienes culturales. Los talleristas deben cobrar como todos
porque es un trabajo, pero al no cobrar nosotros nada permite que sea más barato para toda la
comunidad. Por eso hoy tenemos profe de circo, taller de danza folclórica, taller de tejido, taller de
dibujo y un taller de títeres”. Cierra David. 
Este grupo de personas sueña con ese viaje colectivo a través de una herramienta que sienten
indispensable; la cultura: “Quisiera que esto crezca como el lugar donde circule la cultura. Como un
lugar de referencia no solamente para artistas, que sepan que pueden venir acá y que pueden usar
el espacio para hacer talleres, presentaciones y shows. Que la comunidad sepa que cuenta con este
lugar porque creemos que la cultura tiene un rol fundamental en la construcción de la subjetividad
de nuestra sociedad. Creemos en una cultura que es transformadora, y como decía Bertolt Brecht:
´El arte no es un espejo para reflejar la realidad, sino un martillo para darle forma´. Creemos en esa
cultura, en ese arte que tienen un verdadero compromiso con la sociedad”. Finaliza David a toda
orquesta.

No nos podíamos retirar sin escuchar la palabra de Guillermo Gorris, que paciente y atentamente,
escuchaba a David: “Hace 10 años que estoy aquí trabajando con el movimiento, con los
compañeros, en el territorio, también en una época en universidades y siempre con mis
compañeros en el municipio de Quilmes. Yo soy oriundo de aquí y trabajo para este barrio y todos
los que se quieran acercar, así que las puertas siempre van a estar abiertas”. Explica.  
Guillermo se expresa de la misma forma que David, dejando en claro que el proyecto es colectivo,
no hay lugar para personalismos. Comparten las mismas esperanzas, y los mismos sueños: “Es en
sintonía a lo que decía David. Generar un espacio para el vecino, para el artista del municipio, para
todo aquel que no encuentra un lugar y está en la calle. Porque también muchos de los
compañeros que vienen acá son artistas callejeros, un 50% de su función la cumple en la calle y
después vienen y comparten momentos con nosotros. Creo que compartir con ellos nosotros
también crecemos. Creo y quiero eso para el Violeta. Compartir con músicos con vecinos y con los
que se quieran sumar a este proyecto lindo, cultural y artístico”. Cierra Guillermo. 
Nos vamos del Violeta Parra llenos de energía positiva, con la confirmación de que hay muchos
espacios como este que enfrentan la misma problemática desde otro lugar. Desde un espacio que
van construyendo pero que al mismo tiempo deben ir luchando contra lo impuesto, contra lo
desigual. Ellos eligieron el arte para transformar realidades, no se suben a ningún escenario para
hablarle a su gente, sino que bajan y militan con ellos a través de la cultura. 

Claudio Calleros

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