Militante de Montoneros y delegado gremial de Molinos Río de la Plata. Su hijo, Ceferino Mataboni, cuenta que su padre “empezó a militar en 1968 en una agrupación y, en 1970 creo, se incorpora a Montoneros con la Agrupación 17 de Octubre. A él y a otros compañeros la organización les pidió que vayan a trabajar a Molinos Río de la Plata, entre ellos estaba también mi padrino, Alberto, se insertaron y comenzaron a empujar la lucha gremial en la fábrica. Los que eran delegados en Molinos afuera de la empresa estaban bajo la responsabilidad de mi papá; y por compañeros suyos supe que él era un cuadro importante de Montoneros.”La Agrupación 17 de Octubre era una organización gremial vinculada a la JTP y Montoneros que asume la conducción de la comisión interna de la planta Molinos Río de La Plata Avellaneda.
El 3 de diciembre de 1976 Rubén se encontraba en Recoleta, trabajando como pintor en un departamento junto a Carlos Espíndola, José Luis Salazar y su hijo Fernando, de 15 años. Ceferino dice sobre la desaparición de su padre que su hermano le contó que “golpearon fuerte la puerta de ese departamento y como la dueña no abrió rápido patearon y la tiraron abajo, la señora empezó a gritar que era la mujer de un militar y los milicos, de uniforme, la callaron de un cachetazo y se ensañaron con Espíndola que tenía 21 años. Mi papá no estaba, había ido a encontrarse con un compañero. Los bajaron a todos del departamento, pero a mi hermano y a Salazar se los llevaron. A Espíndola lo hicieron quedar en la puerta del edificio, cuando mi viejo llegó preguntó qué pasaba y le dijeron que había un operativo y vio aparecer a los milicos que habían copado todo. Mi papá empezó a correr gritando ‘mi hijo’, por mi hermano, y ahí empezaron a salir autos de todos lados, él corría en zigzag y dicen que respondía disparando también y que se puso detrás de un árbol, no sabemos si estaba herido, entonces los milicos subieron un auto a la vereda y lo atropellaron contra el árbol y se escuchó una detonación, queremos creer que él se pegó el tiro o que, no sé, lo remataron ellos al ver que estaba herido y lo cargaron en el baúl. Posteriormente dice que “Mi mamá y mi tía lo buscaron dos años por todos lados a mi papá, hicieron habeas corpus, iban a los cuarteles, a la policía, una vez les bajaron los dientes a piñas, les decían que se fueran a cuidar a los hijos que seguro mi papá se había ido con otra prostituta de los Montoneros”.












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