Insilio

No abandonar la lucha…

No fue fácil recibirme de Antropóloga, y que el día de
la entrega de diplomas, en las escalinatas del Museo
de La Plata, avisen por el micrófono que aquel
profesor, que en el 75 me había salvado la vida,
acababa de morir en un accidente automovilístico.
No fue fácil en Bariloche, detectar represores,
denunciarlos a la Secretaria de DDHH, y estar en un
Programa de Testigos Protegidos por el Estado
Nacional. (Otra vez con el bolso preparado, todos)
No fue fácil, que un 24 de marzo de 2017, después
de la repintada de Pañuelos en la Plaza del Centro
Cívico de Bariloche, en la parada de colectivos, pase
un auto gris y me amenacen a los gritos: ”te vamos a
reventar hija de puta!!”… Nunca más volví a usar el
chaleco celeste que tenía puesto… La trenza la sigo
usando…
Todo lo anterior contribuyo a que decidiera volverme
a Quilmes, Bariloche no era “mi lugar en el mundo”…
Y extrañaba enormemente a mi hijo y a mis nietos
que viven en Quilmes…

Nada fue sencillo, nada fue muy normal… Dolieron y
siguen doliendo los compañeros… Dolieron los
comentarios de ciertas personas. El exilio interno,
insilio, dejó huellas muy profundas en todos los que,
vaya a saber por qué, sobrevivimos. Nada fue fácil…
No es fácil tampoco, en estos momentos, hoy, que el
gobierno y sus secuaces nos retrotraigan a tiempos
pasados… Es grave, gravísimo … Aparte de la
situación económico/social el ataque a una HIJA, la
posibilidad de un indulto, la intervención a los
teléfonos , etc, etc, etc
Son 30.000, y habemos otros cuantos miles que no
abrimos la boca durante años… Creo que es hora…
Bueno, hoy en julio del 2025, no sé si es hora… Volví a
sentir miedo…