Adonde llegamos y adonde vamos

Me quedé pensando en a dónde llegamos. Contexto: en estos días, en esta
semana, se viralizó que, en una manifestación, un poli de la Ciudad de Buenos
Aires le dice “ñoqui” —sí, leíste bien, “ñoqui”— a un trabajador del INTI, Instituto
Nacional de Tecnología Industrial. Los trabajadores, que son estatales, están
reclamando por los recortes en el Instituto.
Pueden verlo acá: https://x.com/El_Prensero/status/1996552313419309163?s=20
Más allá de la famosa y nunca bien ponderada “Lucha de pobres contra pobres”,
que la derecha usa hace tanto tiempo, tan bien, me quedó dando vueltas en la
cabeza esta idea que nos metieron desde hace tiempo, que es: Trabajador Estatal
= Ñoqui.
Por supuesto que no es así, y parece raro, loco y hasta estúpido andar recordando
estas cosas.
Aclaración para los bobos que pueden estar leyendo esta pequeña reflexión: un
poli es un trabajador estatal.
El médico que te salvó la vida en el hospital, en una guardia, porque tuviste un
accidente.
La enfermera que te recibió en el shock room.
El ambulanciero que te llevó desde el accidente hasta el hospital.
El camillero que te levantó en la calle.
El chico o chica que te hizo el trámite del DNI.
El pibe que levanta la basura en tu barrio todos los días: con lluvia, con frío, con
calor, de día, de noche…
Todos trabajadores estatales.
Y vos, que sos un tipo que va al laburo en auto y acabás de cruzar un semáforo
que hizo que no chocaras; semáforo instalado por un trabajador estatal.
Pero claro, siempre es más fácil echarle la culpa a otro.
El mal es el otro, siempre el otro.
Mírate al espejo, che. Vos vivís gracias a los trabajadores estatales.
Ah, poli de CABA que bardeaste a un trabajador estatal: te cuento que, aunque te
pese, y ojalá te dé urticaria, vos también sos un trabajador estatal.