LA SALUD MENTAL Y EL DEPORTE: REALIDAD Y CONSECUENCIAS
La depresión es una enfermedad grave y silenciosa que afecta a muchas personas y los casos en el deporte van en aumento. Perder un lugar en el equipo, la mala relación con los compañeros, una lesión grave, no recuperar el nivel deseado y los problemas en la vida privada son algunas de las causas por las cuales los deportistas de alto rendimiento sufren este tipo de trastorno. El Caso del ex jugador de River Ezequiel Cirigliano vuelve a poner en foco la importancia de la salud mental en el deporte.
Cuando un pibe/a comienza jugar al futbol en su club de barrio desde muy temprana edad lo común y recurrente es el sueño de ese niño/a es llegar a primera y jugar en el equipo de sus sueños, luego el pensamiento suele pasar por lograr su primer contrato importante para darle un bienestar a su familia, luego llegar a Europa para poder obtener un contrato millonario que le quite la preocupación constante por el dinero. Porque hay que decir que el denominador común en el mundo de los jugadores de futbol en Argentina es la “humildad” de sus orígenes. Entonces cuando se pasa el umbral que va de la niñez a la adolescencia y la realidad comienza a decir presente, los objetivos suelen variar con mucha rapidez.
Puede ser complicado creer que una persona que vive de jugar al fútbol, que gana mucho dinero por año y a la que muchos consideran un héroe pueda sufrir depresión o ansiedad. Sin embargo, la realidad nos dice que el porcentaje de futbolistas que lidia con problemas de salud mental es igual o superior al de la media de la población, que se sitúa en el 25%. En todos ellos hay factores comunes: la predisposición biológica, vivir en un entorno marginal o de pobreza extrema, la pérdida de un familiar… El fútbol, además, tiene sus propios disparadores como el manejo de la prensa, la opinión pública y las redes sociales hace que muchos deportistas terminen expuestos a las opiniones de los medios y al escarnio de las redes contribuyendo a que el futbolista se sienta afectado en su rendimiento ideal. Muchos medios deportivos exponen sin ningún tapujo la vida privada de los profesionales, desde los conflictos que tiene con su pareja hasta los problemas en el vestuario.
Hasta el 2021, en el futbol argentino solo el 20% de los clubes de primera contaba con un psicólogo en el plantel. No se ataca de lleno a una enfermedad como la depresión de manera conjunta, de manera planificada como si hacen en Europa o la selección de Rugby argentino, por ejemplo. Entonces el rol de la familia ante estas situaciones se vuelve fundamental. Su apoyo, sus posibilidades económicas, su sostén afectivo, entre otros, son factores que van a incidir en el desarrollo posterior de su trayectoria. Pero ante el “tabú” que inexplicablemente significa la ayuda de salud mental en el futbol argentino, los deportistas quedan desguarnecidos ante la depresión mental y todas sus consecuencias.
La mañana del 4 de abril de 2000 Ivana Saric halló ahorcado a Mirko Saric, su hijo y jugador de San Lorenzo de Almagro, en una de las habitaciones de la planta alta de la casa de Fabre 1241, en el barrio de Flores.
Mirko tenía 21 años y era una de las figuras del equipo de Boedo que dirigía Oscar Ruggeri por ese entonces. El Real Madrid había hecho una oferta de 10 millones de dólares por su ficha. Pero cuando Mirko se enteró que su novia había quedado embarazada se realizó un ADN y confirmó que él no era el padre, algo que no logró superar y tomó esa trágica decisión. En San Lorenzo jugó 52 partidos oficiales: 41 por torneos de AFA y 11 por la Copa Mercosur.
Otra tragedia conmocionó al fútbol argentino y al uruguayo; Santiago “Morro” García, ídolo de Godoy Cruz, se suicidó el 4 de febrero de 2021, mientras estaba en pleno conflicto con la dirigencia del Tomba. Sin lugar en el equipo, García se encontraba en Mendoza a la espera de un nuevo destino futbolístico. En un momento se barajó la posibilidad de un regreso a Nacional de Montevideo, aunque todo quedó reducido a rumores. Asimismo, a fines de enero estuvo aislado tras contagiarse de coronavirus. El delantero uruguayo, quien tenía 30 años y estaba bajo un tratamiento psiquiátrico por un cuadro de depresión, fue encontrado sin vida en su departamento de Mendoza el sábado 6 de febrero de 2021.
Por último, Ezequiel Cirigliano, una ex joya de River, fue detenido por portación ilegal de armas. En sus inicios el volante era marcado como el “nuevo Mascherano”, pero una fuerte depresión y escasa contención por parte de su entorno y el club de Núñez, hicieron que su vida tome un giro de 180 grados y termine en este triste presente.
Este ex jugador con apenas 30 años vivió muchos momentos difíciles en su corta vida, con un padre detenido por venta de drogas y envuelto en una profunda depresión constante, hoy es un paciente psiquiátrico del Hospital Posadas. La jefa de psiquiatría del lugar le diagnosticó esquizofrenia: “Es una enfermedad grave, el paciente escucha y ve cosas que sólo existen en su mente”. Determinó. El futuro de Ezequiel es incierto hoy, y seguramente en los próximos días no se hablará más del tema.
En Europa y gran parte del mundo se trabaja a conciencia y desde hace años para abarcar una problemática cada vez mas notoria. La FIFA, a través de campañas o cursos intenta visibilizar la importancia de detectar los trastornos mentales y cómo afectan a la población en general.
En Argentina un estudio realizado en 2020 dice cuatro de cada 10 dijeron sufrir ansiedad, la cual describieron como “una sensación que combina inquietud, impaciencia, incertidumbre y temor”. Algunos de los encuestados admitieron padecer ansiedad al momento de responder y otros haberla sufrido en el pasado.
El mismo trabajo menciona, además, que dos de cada 10 deportistas nacionales sufrieron depresión en algún momento de su carrera. Un 5% la atravesaba el momento de responder y el otro 15% en el pasado. Ese padecimiento, se caracteriza por sentimientos de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos alimentarios y se sueño, sensación de cansancio y falta de concentración. La estadística se vuelve más alarmante, ya que el 1% de los encuestados reveló que tuvieron un intento de suicidio.
Claudio Calleros