Comunidades Organizadas: Centro Cultural Juana Azurduy

Comunidades Organizadas: Centro Cultural Juana Azurduy
En Ezpeleta Oeste, Quilmes, existe un centro cultural que llama la atención por el contraste que genera en el barrio que está ubicado. Visitamos el Juana Azurduy para conocer su trabajo y las inquietudes de un grupo de jóvenes que los mueve la convicción, la firmeza y sus ideales.

Llegando al Centro Cultural Juana Azurduy notamos enseguida el contraste del lugar con el barrio en el que está ubicado. En la calle Uruguay 2837 de Ezpeleta Oeste y sus alrededores se levanta un barrio con casas muy modernas mezcladas con otras ya entradas en años, pero todas de aspecto elogiable. Veredas muy cuidadas y calles limpias, y allí, en el Centro Cultural nos esperaba Fidel Mayol y Antonio Franco, dos compañeros e integrantes de un pequeño grupo que lleva adelante el Juana Azurduy.

Fidel toma la delantera y comienza a contarnos sobre los inicios del lugar: “Esto inició siendo una fábrica, una cristalería. En el año 2002 los compañeros del MTD (Movimiento de Trabajadores Desocupados) tomaron el espacio ya que la fábrica había presentado quiebra gracias a las políticas de los 90´. Se agruparon en este lugar, generaron un comedor comunitario, talleres de formación política y se sostiene por varios años como centro político hasta que el MTD se disuelve en el 2005. Allí se forma la Organización Segunda Independencia que es la que hoy está en el espacio. Ya para el 2015, luego del Kirchnerismo como centro político con diversas actividades, se arma la “bloquera”, se arman dos comisiones de FINES y cuando llega Macri al gobierno se cortan recursos de la “bloquera” y las comisiones de FINES, entonces ya no se pudo mantener como espacio productivo y de formación. En ese momento entramos en la disyuntiva de si dejábamos el espacio como una Unidad Básica o si le daba una vuelta más de rosca y hacíamos algo que le sirva a toda la comunidad. Allí la idea más bonita que se nos ocurrió fue hacer un Centro Cultural y el 19 de julio del 2019 inauguramos como espacio cultural. Estuvimos laburando acá todo ese año porque había que darle una forma acorde a lo que íbamos hacer con un escenario y demás porque en ese lugar estaban las aulas de FINES, y como antes era una fábrica abandonada el laburo fue mucho. Pero se pudo inaugurar y así es como inició todo esto”. Cerró Fidel haciendo un detallado relato de los pasos que tuvieron que hacer para llegar a lograr lo que es hoy el Juana Azurduy.

El lugar es muy pintoresco, con murales que jamás pasarán desapercibidos. Con detalles rústicos pero muy bien ambientados a la expresión del lugar y el notorio trabajo que permite ver con claridad lo que fue en algún momento el lugar.

Fidel tiene 31 años y Antonio 28, pero por su forma de declarar parecen de muchos más. Ellos hicieron un camino, que, si bien fue en paralelo, lo une una forma de pensar, un hilo conductor que los unió en el Juana Azurduy. Antonio Franco nos cuenta de sus inicios en el Centro Cultural: “Yo no militaba hasta que entré en el terciario, esa militancia estudiantil me hizo conocer a algunos compañeros que me invitaron acá porque tocaban bandas “under” de la zona. Me copó el lugar y el grupo humano, pero principalmente el nivel de compromiso me sorprendió, no lo vi en otro lugar. Fue lo que me enamoró de este lugar, el compromiso y la calidad de la gente. Esto era un galpón de terror (risas), y había tanto para hacer acá que me terminé quedando, y cuando salió la oportunidad de hacer un centro cultural y esta locura de los compañeros de gastar hasta lo que no tenían para transformar esto me sostiene en este lugar”. Afirma Antonio con convencimiento.

“Yo no me acuerdo bien cuando llegue, sé que un poco después que Antonio. Pero también la primera vez que vine fue a una “Fabrica del Rock”, y el grupo humano que había generaba un ambiente como de familia con muchas horas de militancia en la calle y acá adentro. Yo en aquel momento estaba terminando el secundario y me quedé porque cursaba FINES acá. Todas esas cuestiones me hicieron parte del lugar”. Cierra Fidel.

Las actividades de cualquier centro cultural forman parte de la vida del lugar, así nos relata Fidel que ocurre en el Azurduy: “Nosotros venimos de un párate, porque teníamos talleres y una oferta más amplia. Pero el barrio contrasta mucho con nuestro espacio y no tenemos hoy una oferta que le sirva a este barrio, pero sí a la periferia, que es una periferia de barrios como “el dorado”, “la esperanza” y “el Jalón” por ejemplo y que van más orientadas a la música más que nada. Pero bueno no veíamos que los talleres estaban funcionando y resultaba una pérdida de tiempo para los talleristas que a veces venían y tenían un alumno, por ejemplo. Entonces adoptamos el formato de seminario más que de taller, y cada tanto largamos algún tipo de seminario dado por los mismos talleristas, como por ejemplo ahora vamos a hacer uno de panificados. También tenemos fotografía, tenemos el único comunicador mapuche de la red Télam, el “Puma” Catrileo, que es un compañero del espacio y aporta una cuestión más profesional al lugar. Este espacio está funcionando como un lugar en la que vienen a tocar bandas, no muy seguido para no tener conflictos con los vecinos, pero al menos una vez al mes metemos una fecha con bandas”. Cierra Fidel.

Fidel y Antonio forman parte de un grupo de 6 compañeros que trabajan diariamente en el lugar. Tienen inquietudes y sueños que los mueve hacia adelante: “Parte de lo que hacemos es porque queremos que a futuro sea un espacio de formación profesional. Que le sirva de enserio a la gente, para su desarrollo personal. Porque una de las cosas que notamos es que por acá pasó un montón de gente aportando muchas cosas en lo cultural, pero pocos se llevan algo que les sirva para su futuro, para poder ganarse el mango desde ese momento en adelante”. Concluye Fidel.

“Quisiera que en un futuro este sea un faro para los demás centros culturales. Que haya un anfiteatro, poder levantar la radio. Porque se puede generar algo de calidad ya que este lugar tiene mucho más para dar. El ingenio que hay en este lugar para generar cosas me hace creer que seguiremos creciendo mucho más”. Finaliza Antonio.

Compromiso e ideales inclaudicables son los atributos del Centro Cultural Juana Azurduy. Y esta construcción lenta, pero con ladrillos firmes son la tarjeta de presentación de gente como Fidel y Antonio.

Claudio Calleros

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