SE TRATA DE TRATA

SE TRATA DE TRATA

Esta es una historia cualquiera, de una mujer cualquiera que quiere progresar y tiene deseos de cumplir sus sueños.

Se levantó temprano, cantando y bailando. Su sonrisa pintaba en el aire colores y su mirada emitía destellos de luz. Le pidió un abrazo a su mamá y salió de su casa.

Lucía hermosa, segura y despreocupada. El trabajo era cuidando unos niños en otra ciudad, por eso la iban a pasar a buscar. Una hombre y una mujer llegaron. Ella había visto a la mujer al hombre era la primera vez, este le dijo con voz seca ¿cómo te llamas vos? Belén, respondió con una sonrisa en su rostro,

Le ofrecieron tomar unos mates y su mente quedo en blanco. En un momento Belén tuvo un momento de lucidez ya hacía 3 días había llegado a destino, ella no recordaba nada.

Estaba en un cuarto con otra chica que no hablaba y su mirada era lejana. Belén se sentía sucia, golpeada, no tenía con ella sus pertenencias. Ella se dirigió a la puerta y se dió cuenta que estaba cerrada, entonces comenzó gritar y llorar asustada. ¿Dónde estoy? ¡Quiero ir a mi casa? Por favor alguien que me abra, que me deje salir. Su voz era aterradora. Vino el hombre y le pegó un cachetazo, le dijo que se quede tranquilita porque sino la cosa se iba a poner peor.

Cuando se quedaron solas, la otra chica emitió sonido, con una voz muy débil le dijo -Perdí la noción del tiempo, vine a trabajar, al principio estaba como vos pero entendí que gritar llorar solo me quita energías. En mis momentos que tengo conciencia, rezo… le pido a Dios o quien exista que me encuentren, si no lloras, no te quejas vas a estar bien- y la abrazó.

Pasaron los días, los meses y todo era oscuro para ella y sus compañeras. Habían llegado más chicas, en esos meses vio morir a dos chicas. Ella ahora calmaba a las nuevas y todas en sus ratos de lucidez rezaban.

La mamá de Belén al no tener noticias de ella, hizo la denuncia. Pasaron muchos meses hasta que llegó el llamado que ella esperaba. Tenemos una pista, necesitamos que venga con nosotros.

Se dirigieron a una casa que funcionaba como prostíbulo, a él acudían toda clase de hombres, muchos eran hombres de familias respetables y con mucho dinero. No les importaba nada de esas chicas, para ellos eran menos que nada.

En la casa había quince mujeres, entre ellas estaba Belén. Después de un año ella volvió a ver la luz del sol. Su mamá la abrazo fuerte y ella sonrío y lloro… parece que Dios las escucho.

Daniela Alaimo

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